lunes, 28 de julio de 2008

Algo de lobo, ella corderita

Encuentro con quien, alguien a quien fue a buscar, triste, algo frío.
Salió al patio y quiso buscar un cigarrillo para descargar algo del
temblor de manos y pensó:

"Si tan solo no fuera un simple gato, y tal vez algo de lobo, no
pasaría estos momentos tan tensos"

Pero en fin,... ¡total!. Se recordó que lo que buscaba aquella noche
era simplemente sentir su piel, un leve contacto era suficiente, tal
como sucedió en una tarde ya perdida cuando junto a ella bajaron al
infierno atravesando una tarde y se sintió clavado a la silla en que
se acaba de derrumbar y con la silla al suelo y con el suelo al
mundo, por una eternidad, por casi una hora en la cual recordó que
sostuvo su mano (la de ella) por ese montón de minutos y bueno... eso
fue antes de caer (él) al otro abismo de la indiferencia que merecida
se lo tenía por no saber hablar a tiempo o haber abierto el pico en su
momento que no es lo mismo.

Pero si tuviese algo de lobo entonces ella no sería una corderita que
balaba tan dulce, como niña pequeñita sino sería otra cosa. Tal vez
una gigante (ella, tan independiente, buscando una sala de cine para
escaparse y hacer citas con personajes) que no se dignaría en mirar
hacia el horizonte y todo ese montón de cursilerías de novelas rosa y
no estaría escribiendole a una idea, un esbozo de esperanza sino que
estaría en otro lugar, tal vez en una cafetería, solucionando el
millón y medio de cosas que me impiden ir a buscarla y sentir su mano
un momento màs. Pero no sería de esa manera porque ni soy un lobo ni
ella es una idea cercana, mucho menos un acercamiento al momento de
decir aldo, siquiera de perdida una adiós, pero ¿Como decirle adios a
algo que nunca estuvo?. Porque eso es otra cosa, nunca da tiempo a
decir adiós como quisiera o necesitaría sino que sale corriendo
dejandome en una nebulosa de dudas llena, navegando en su carácter de
Loba que le luce más a ella y no a mí, gatito de tercer patio que ni
siquiera se anima a decirle: "Mira, lo que quiero decir es esta
montaña que se mueve cuando te veo y lo que me atraganto cada vez que
te veo es esto: sin supieras que yo..."