miércoles, 30 de noviembre de 2011

andares

Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano.

jueves, 10 de noviembre de 2011

TACTO II

perderé mis pasos y la manera de andar, tanto he viajado hacia ti.
se apagará mi voz vieja y cansada de tanto llamarte, de invocarte
frecuencias de mi aliento en el vacío

rodillas de papel, quebradas por sostenerme demasiado tiempo
las articulaciones un sordo murmullo de derrumbe lento y constante
el peso de llevarte metida hasta los huesos niña mía

el tacto, arrugado y viejo de tanto buscarte en la nada
sin percepción ni sensibilidad hacia nada, muerto todo yo
papel abandonado al sol despiadado

sin nada, tacto o fuerzas, sin oidos, ni siquiera voluntad
convertido en solo un remedo de humano arrastrado sin voluntad
seguiré con lo nada que queda (presa de cualquier viento)

más allá de lo denominado voluntad, con la mente y el deseo
con la imaginación de verme humano y que aún tengo algo de dignidad
con la imágen brillante de mi corazón perdido en la oscuridad....

ya sin piernas, ni oido ni ojos, ni siquiera las patas del perro
lamiendo las heridas de la batalla por amarte, por necesitarte
por haber bebido de tí las huellas de la vida, la marca de mi tierra

por eso y las venas que son raices
también por lo no escrito.....

entendiendo que nunca me has visto como soy, y ni siquiera te importo nada
que bien podría caer fulminado en cualquier esquina y tu ni enterada
que si hoy, no hay pan en mi boca, agua en mis labios y calor en mi corazón
a tí te da igual. Porque no me escuchas, porque no existo para tí, aún así
seguiré....

aunque en noches de locura te diga que no eres tu,
que perro famélico no quita maña
y que amagando con retirarme de tus orillas,
me ahogo en mis fuentes de agua salada.
y quisiera desconocerte, castigarte con la indiferencia... pero no puedo

........................................................................
aún así, humillado y hambriento regreso, a pedirte que no cierres los ojos
que me mires tan solo una vez más, a este hijo tuyo; perro famélico...

jueves, 3 de noviembre de 2011

TACTO

Dócil, apaleado, perro numérico, vagabundo atribulado, sonrisa de condenado, contando las lineas que, quebrando-rajando las aceras van rebalsando mas y cada vez tanto las aguas de la memoria, triste mirada de gato hambriento, pasan las horas en silencio tributo al desencanto y el sentado con rescoldos de lumbre antigua se quema los dedos con las brazas ahogándose en procesión de condenados al silencio.

La mar, por ser ella como es, de poco en poco, polilla humana se come a quien, tonto las orillas lleva la piel incandescente, .... más que el sol, en creencia (idiota el tipo, desde el comienzo) de encontrar el oro del calor brutal que lo reviva de entre los muertos, creyendo en unos ojos que, tristes no están, rotos tampoco, (por mas que así lo proclamen, victima flagelada) y desde el fondo de la soledad bravucona la oye proclamarse como destructora de vidas, cuando el grito es, en realidad, sordo y talentoso al pedir una brizna en vez de quitarla.


Y allí sale dándole la espalda a la mar nuestro perro, no destrozado por ella, no aniquilado por la mujer fatal (insidiosa vestida de negro en cacofonía de orfandad) sino flaco y famélico de calor, de compañía, de sal y canto de piedras rodadas al corazón.

No era lo que nuestro numérico necesitaba, solo una niña asustada, que grita por no llorar, que destruye muñecos por no enfrentarse al dolor, que se sienta sola en una acera en la madrugada en vez de aprender a amar, sacrificando a otros por no desnudar la flaqueza de su alma.

No era acá perro sarnoso, ahora de vuelta a las agotadas aceras a contar rajaduras que quebrando-rajando van rebalsando tanto y más la sed de su alma y ciego, arrasado por el agua que se rebalsa en los ojos, caminando al tacto y tropezones va, las yemas de las patas que extendidas buscan no caer más.

.... por acá, tal vez,... si, tal vez adentro......... tal vez.... en ese cuarto sellado candados y hormigón.... tal vez.....

anochece y la ciudad duerme*


(* Licencia administrativa que el autor se permite, símil viejo y tan visitado que livianamente no importa a nadie el que se haya escrito o no)