miércoles, 21 de diciembre de 2011

Promesas

Tu me prometiste cicatrices...
y has cumplido; no hay nada que reclamar.

viernes, 16 de diciembre de 2011

TACTO 3 Y FINAL




La cabeza colgando, abandonada por buscar pensando, resumiendo las cadenas que no se quiebran. Al final de la piel de los dedos un teclado muerto, la extensión del alma, en la actitud se concentra el peso de vivir contigo mujer de negro y rojo, mujer de sangre, caníbal (cronos con el asombro pintado en su rostro retrocede ante ti) y sedienta de tus hijos que caen.

              En las esquinas caen, en las calles, como pájaros derribados en pleno vuelo, devorados por tu concreto amasado con sangre, con huesos y pólvora, con la continuidad de un solo lamento que se sobrepone uno con otro para formar uno solo, agudo y profundo grito de muerte;

Guatemala

Te nombro y me nombro al mismo tiempo, porque hijo tuyo soy escapando de tu furia de mujer vestida de negro, te nombro con todos tus dientes y me nombro triste en el espejo, me nombro tu huérfano, tu perro famélico, el abandono móvil en las esquinas de los sueños rotos.

Te nombro con palabras de barro y asfixia, con letras de plomo y con palabras de indiferencia, te nombro con la fuerza de las olas del tiempo en el mar del universo oscuro, te nombro con la niebla de la ceguera;  lagrimas de cera que calcinan la arena de esta mañana volviéndolas espejo con tu nombre en rojo sangre.

Guatemala

Vagabundo, oficinista, empleado comercial, vendedor, tantas y otras cosas inventadas, atrasado siempre por llegar a donde nadie me espera, donde ya nadie espera a nadie porque no hay sueños ni ilusiones, perros vacíos y enseñando colmillos, nos devoramos unos a otros, ciudadanos del nuevo milenio, donde somos solo el exterior de piel ajada, traslucida, delgada y acartonada. Somos la espera eterna, la soledad y el vacío, los perros famélicos, las ilusiones abortadas, la vida truncada, un resumen de violencia y sangre diaria, el abandono y la indiferencia de los sueños convertidos en pesadillas, somos lo que hemos sido;

Guatemalteco.

Tal vez, no se, tenga la luz en los dedos para escribir en cualquier parte, en cualquier teclado que elegante y muy delicadamente escriba, que  cante una nueva canción, con el rostro de frente al horizonte,  después de terminar de despertar de esta pesadez y abandono, podamos encontrarnos en otro lugar, una nueva patria que se nombre así misma y a nosotros con otras letras y podamos vernos con esta nuestra sangre llenando la vida, no alimentando el concreto.