jueves, 3 de noviembre de 2011

TACTO

Dócil, apaleado, perro numérico, vagabundo atribulado, sonrisa de condenado, contando las lineas que, quebrando-rajando las aceras van rebalsando mas y cada vez tanto las aguas de la memoria, triste mirada de gato hambriento, pasan las horas en silencio tributo al desencanto y el sentado con rescoldos de lumbre antigua se quema los dedos con las brazas ahogándose en procesión de condenados al silencio.

La mar, por ser ella como es, de poco en poco, polilla humana se come a quien, tonto las orillas lleva la piel incandescente, .... más que el sol, en creencia (idiota el tipo, desde el comienzo) de encontrar el oro del calor brutal que lo reviva de entre los muertos, creyendo en unos ojos que, tristes no están, rotos tampoco, (por mas que así lo proclamen, victima flagelada) y desde el fondo de la soledad bravucona la oye proclamarse como destructora de vidas, cuando el grito es, en realidad, sordo y talentoso al pedir una brizna en vez de quitarla.


Y allí sale dándole la espalda a la mar nuestro perro, no destrozado por ella, no aniquilado por la mujer fatal (insidiosa vestida de negro en cacofonía de orfandad) sino flaco y famélico de calor, de compañía, de sal y canto de piedras rodadas al corazón.

No era lo que nuestro numérico necesitaba, solo una niña asustada, que grita por no llorar, que destruye muñecos por no enfrentarse al dolor, que se sienta sola en una acera en la madrugada en vez de aprender a amar, sacrificando a otros por no desnudar la flaqueza de su alma.

No era acá perro sarnoso, ahora de vuelta a las agotadas aceras a contar rajaduras que quebrando-rajando van rebalsando tanto y más la sed de su alma y ciego, arrasado por el agua que se rebalsa en los ojos, caminando al tacto y tropezones va, las yemas de las patas que extendidas buscan no caer más.

.... por acá, tal vez,... si, tal vez adentro......... tal vez.... en ese cuarto sellado candados y hormigón.... tal vez.....

anochece y la ciudad duerme*


(* Licencia administrativa que el autor se permite, símil viejo y tan visitado que livianamente no importa a nadie el que se haya escrito o no)







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