martes, 4 de diciembre de 2012

Piano sangre

sabes a quien podrías invertir en orgasmos de negra acritud
desde siempre has tenido en el aliento amargo tus mañanas sin mi
cuando recuerdas que el piso en tus pies es el concreto del alma
cuando mi cama es la bruma arrasada de tu vida fría

equilibrio de circo para no morir de miedo, si, lo sé y recuerdo bien
aún tienes pánico de la vida, aún eres una niña asustada en la esquina
esperando, con el uniforme de colegiala, que lleguen por ti
pero el dolor es un filtro que no te deja ver lo perdido, lo abandonado

a través de las líneas del cable, hacemos el amor con furia que solo el amor sabe
a media ciudad desviamos la mirada cuando nos encontramos sin querer
y siempre tus ojos que queman con furia llamándome idiota, y otras cosas más
desgarre de piel y huesos, de agua fría a media noche, escapar en la sangre que cae

corremos en vías contrarias, tú al sexo que inunda, yo a un piano
y mientras bebes la agitación que  te consume pensándome, yo muero en las teclas;
es lo mismo, comienzas despacio, frío y muerto de dolor y terminas llorando, en orgasmos
derramando la sangre que es tuya por ser mía y la tuya que niegas por mía

las teclas sudan y lloran abriéndose por todos lados, dejándome inundarlas
y ríen a carcajadas a ratos y lloran por callarse, por no preguntarme
que hago, el porqué de esa música-posesión, porqué la violencia
si nada me han hecho, de nada son culpables, y enmudecen después del orgasmo

cuando al terminar, saben que no son ellas las que están en mi, que es otra
que eres tú, a quien he poseído, amado y penetrado en angustia del dolor
que es tu olor a que las he forzado a fingir. Tristes se quedan muy quietecitas
viéndome en la noche con sus ojitos en blanco, con ese rímel negro que te embellece
y muy despacito, absorta, empiezas a florecer en una gota de sangre, muy despacito...











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